EVOLUCIÓN DE LAS AVES
En
1860 se descubrió el primer individuo casi completo de Archaeopteryx, un
animal con el tamaño y el aspecto de una urraca que vivió hace 150 millones de
años. Actualmente se conocen diez ejemplares de Archaeopteryx. En los fósiles, además de los huesos, se han
conservado impresiones de las plumas, lo que hace de Archaeopteryx el
ave más antigua conocida.
Archaeopteryx
era una demostración palpable de la relación entre las aves y los dinosaurios.
De hecho, el esqueleto de Archaeopteryx es tan parecido al de los
dinosaurios terópodos (los carnívoros bípedos como Velociraptor y Tyrannosaurus)
que si no fuera por las impresiones de plumas que lo acompañan quizá no se le
habría identificado con un ave.
Archaeopteryx
presenta características intermedias entre las aves y los dinosaurios
terópodos:
Como
las aves, tiene alas desarrolladas, con largas plumas remeras asimétricas, lo
que significa que era capaz de volar. Archaeopteryx, además, tenía
plumas remeras en las patas, que funcionaban como un segundo par de alas y le
conferían una gran maniobrabilidad. También la fúrcula, el hueso de los deseos
de las aves, formada por la fusión de las dos clavículas, estaba bien
desarrollada. El cerebro era más grande que en sus parientes dinosaurios, y su
estructura, al igual que la del oído, era también parecida a la de las aves
modernas.
Pero
otras características de Archaeopteryx lo relacionan con los dinosaurios
terópodos: Además, la estructura de los hombros le impedía levantar las alas
por encima de la cabeza, así que el movimiento de aquéllas estaba bastante
limitado. Tampoco tenía pico, sino un hocico con mandíbulas provistas de
pequeños dientes afilados. Los tres dedos de las alas no estaban soldados como
en las aves modernas, sino separados, y terminaban en garras que le servían
para trepar. La larga cola estaba formada por una veintena de vértebras, y
podía agitarse de arriba abajo. Y, al igual que en los dinosaurios, unas placas
óseas llamadas gastralia, situadas en la piel del abdomen, protegían su
vientre.
Archaeopteryx
es el ave más antigua que conocemos, pero la estructura tan perfeccionada de
sus alas y de sus plumas indica que el vuelo ya tenía que haber surgido entre
los dinosaurios mucho antes; de hecho, recientemente se ha descubierto una especie de dinosaurio emplumado 10
millones de años más antigua
que Archaeopteryx (Anchiornis huxleyi).
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